El año 2024 no ha sido fácil para los viticultores de Borgoña. Las heladas primaverales, los episodios de granizo y las precipitaciones inusuales repercutirán en la cantidad y calidad de la cosecha, con situaciones muy heterogéneas. Detalles.
Después de las añadas de 2022 y 2023, tan generosas como sabrosas, los viticultores borgoñones se han reabastecido y recuperado la moral. Afortunadamente, porque la cosecha de 2024 traerá su cuota de complicaciones. La cosecha, que comenzará a mediados de septiembre en casi toda la región, estará marcada por los violentos fenómenos meteorológicos del año.
Después de algunos daños dispersos por heladas en la primavera, fue el granizo el que causó estragos esta temporada. Especialmente en Chablis, donde la mitad del viñedo se vio afectado el 1 de mayo. En otros sectores, el daño está más localizado. Así, algunos pueblos del norte de Mâconnais sufrieron granizo.
Una cosecha de Borgoña afectada por el mildiú
Pero el gran drama del año sigue siendo el moho. Este parásito atacó gravemente las vides de Borgoña este año, gracias a unas precipitaciones excepcionales. Las situaciones son muy dispares. Algunas parcelas están ilesas porque están situadas en zonas menos sensibles o porque los viticultores han sabido protegerlas con especial éxito. Pero en algunos lugares las uvas resultaron devastadas. Una situación común tanto en Côte d’Or como en Chablis, que sufre así su segunda calamidad del año.
Imposible evaluar la cosecha antes de los primeros golpes de las tijeras de podar. Pero ya podemos decir que será cuantitativamente inferior a la media. En cuanto a la calidad, también es difícil decirlo, ya que la situación será muy heterogénea. La única respuesta: el estilo probablemente se inclinará más hacia la delicadeza que la energía solar de muchas cosechas recientes. Y como cada vez que una cosecha presenta desafíos, los viticultores talentosos y experimentados triunfarán. Encontraremos añadas muy bonitas en la añada 2024, pero con menos facilidad que en 2020, 2022 o 2023.
